¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido;
El barco ha enfrentado cada tormento, el premio que buscamos fue ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente regocijada,
Mientras los ojos siguen la firme quilla de la severa y osada nave:
Pero ¡oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh las sangrantes gotas rojas,
Cuando en la cubierta yace mi Capitán
Caído, frío y muerto.
II
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
Levántate —por ti se ha arriado la bandera— por ti trinan los clarines;
Por ti ramos y coronas con cintas— por ti una multitud en las riberas;
Por ti ellos claman, el oscilante gentío, sus ansiosos rostros a ti se vuelven;
¡Arriba Capitán! ¡Querido padre!
Este brazo bajo tu cabeza;
Es tan sólo un sueño aquél en la cubierta,
Tú has caído frío y muerto.
III
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos y quietos;
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco se encuentra anclado sano y salvo, su viaje concluido y terminado;
De una horrorosa travesía, el barco vencedor, viene con un objeto conquistado;
¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas!
Pero yo, con lúgubre andar
Camino la cubierta donde yace mi Capitán,
Caído, frío y muerto.
Permitidme que en el día de hoy rinda tributo a uno de los genios de la escena interpretativa internacional, a uno de los grandes. Permitidme que rinda homenaje a un actor a través de este blog sobre libros. Y es que a Robin Williams, actor al que hago mención y que fallecido en el día de hoy es recordado por muchas de sus películas, por su calidad interpretativa, pero sobre todo por un papel en un largometraje que ha pasado al libro de la memoria colectiva, al libro de los anales de la historia audiovisual y al libro de las películas a tener en cuenta tanto como persona como posible educador. Sí, me estoy refiriendo a El club de los poetas muertos.
Y qué mejor homenaje se le puede rendir a este actor desde un blog sobre libros que recordar aquel mítico poema- o sus versos iniciales- que pronunciaron tanto el profesor J. Keating, encarnado por Robin Williams, al principio de la película, como por sus alumnos que en acto de rebeldía, y en una de las escenas más señaladas de la cinta, despiden a su maestro con el Oh, capitán, mi capitán.
Este célebre poema pertenece a Walt Whitman, cuya obra más destacada es Hojas de hierba y donde se pueden encontrar los citados versos donde se habla de respeto y afecto. Oh, capitán, mi capitán fue escrito como homenaje a Abraham Lincoln después de su asesinato.
Adiós Robin Williams. Adiós profesor Keating.
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