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lunes, 28 de marzo de 2016

Una novela que va más allá de un proceso judicial: La herencia, de John Grisham

Autor: John Grisham
Título: La herencia
Plaza & Janés
Publicado en 2014
571 páginas
ISBN: 978-84-01-34303-2

 No recuerdo con exactitud cuándo fue mi primera incursión lectora en el universo literario de John Grisham. Han pasado tantos años de aquel momento...Y solo tengo anotadas todos aquellos libros que suelo leer a lo largo de todo un año desde 2003, por lo que ese primer instante supongo que fue mucho antes de aquel año.

  Pese al tiempo transcurrido sí recuerdo el título de aquella novela: Cámara de gas. Fue gracias a esta novela judicial, por denominarla de alguna manera, que me aficioné a este autor, pues en cada, cada vez que existía la posibilidad - ya por tener noticias de la publicación de una nueva obra de ese escritor estadounidense, ya por verlas en las estanterías de la biblioteca correspondiente- de leer una novela suya lo hacíamos. 

  Pasaron los años y ese interés por el autor y sus novelas sobre abogados o sobre temas relacionados con el sistema judicial estadounidense fue decreciendo - por falta de tiempo o por tener otros caminos lectores más "jugosos"-. Al final solo quedé yo y en 2013 tuve mi última incursión en la obra de este autor con Los litigantes. Necesitaba otros senderos, mas pese a ello no he dejado de seguirle la pista e ir anotando cada nueva publicación, u otras novelas que en su momento decidí aparcar, en la lista de  lecturas pendientes.

  Tres años después he querido retomar la obra de John Grisham, al menos uno de sus títulos y el tiempo dirá si sigo entre la alternancia de obras y géneros con algunas de las obras literarias de su extensa bibliografía. 

Seguramente todos tendréis alguna idea de quién es John Grisham, aunque no está de más realizar una breve pincelada. 

 John Grisham es un escritor estadounidense que antes de dedicarse por completo a la escritura estuvo ejerciendo durante 10 años como abogado criminalista en una localidad de Mississipi, por lo que los conocimientos adquiridos en aquella época, así como de sus estudios, han quedado reflejados de alguna forma en su extensa obra literaria. Obra, por otra parte, dedicada principalmente a cuestiones relacionadas con la abogacía y los entresijos del derecho estadounidense, aunque podemos encontrarnos alguna que otra novela que se sale de esta temática (Una navidad diferente, por ejemplo).

Publicada en 1987 Tiempo de matar fue su primera novela. Desde entonces ha ido encadenando títulos (Cámara de gas, El informe pelícano, El cliente, Causa justa y un largo etcétera), así como éxito de crítica y público, amén de que algunas de sus novelas han sido llevadas al cine.

 La herencia ha sido la novela que me ha hecho retomar la senda de John Grisham. Una novela, esta, que recupera a un personaje de otra de sus novelas, concretamente Jack Brigance de Tiempo de matar. No se trata, aun así, La herencia de una segunda parte ni de una serie de novelas protagonizadas por este joven abogado (al menos de momento), aunque leyendo La herencia se encuentran varias referencias al caso que llevó Brigance años atrás y que forma parte de la trama de Tiempo de matar.
 Puede leerse La herencia de manera totalmente independiente y sin haber leído con anterioridad la primera novela del autor.


  "Encontraron a Sed Hubbard más o menos donde había prometido estar, aunque no exactamente tal y como esperaban. Colgaba de una soga a metro y medio del suelo, y el viento lo mecía ligeramente. Le encontraron empapado por el paso de un frente, pero ahora ya no importaba...Más tarde se dieron cuenta de que no tenía barro en los zapatos, ni había dejado huellas..."
  [...]
(pág.9)


  ¿Quién és Sed Hubbard?

   Sed Hubbard es un hombre de negocios, básicamente del sector maderero, con posibilidades económicas, que, dado lo avanzado de su enfermedad, decide poner punto y final a su vida, suicidarse, pero antes de llevar a cabo tal decisión intenta dejar en la medida de lo posible atados todos los cabos sueltos que considera necesarios tener en consideración y que puedan derivarse de su muerte y del nuevo testamento que ha redactado y ha enviado por correo a un joven abogado. El joven letrado que ha elegido para defender sus intereses cuando haya muerto y, por tanto, hacer valer su testamento es Jack Brigance.

   El suicidio de Hubbard es el punto de partida de la novela y a partir de oficializarse el testamento y el nombre del abogado que debe hacer cumplir lo puntualizado por Hubbard van sucediéndose los acontecimientos y se va viendo cómo el proceso judicial y la defensa de los intereses de unos y otros va tomando forma.

  Más allá de conocer cómo se va desarrollando el proceso y cómo funciona el sistema estadounidense, así como ver las posibles lagunas legales y/o las argucias que los abogados de uno y otro bando van llevando a cabo para lograr una sentencia favorable para sus intereses y los de sus representados hay otros aspectos que hacen interesante y recomendable esta novela. 

   La codicia y la ambición están presentes en toda la novela. La muerte de Hubbard ha provocado que sus familiares más directos, con los que apenas tenía contacto, se muestren especialmente interesados en velar por las propiedades y las ganancias del difunto y de rechazar que una parte importante, tal y como estipula el nuevo testamento, de los bienes vaya a parar a una trabajadora doméstica negra. Mas esta codicia y esta ambición también se observa en los abogados que pleitean contra Jack Brigance.

  Otro de los "ingredientes" de esta novela es ver el componente racial presente en la obra. El hecho que la principal beneficiada del testamento, sin pretenderlo, sea la trabajadora doméstica negra provoca todo un conjunto de reacciones en contra que van más allá de los directamente implicados en el proceso judicial y un intenso debate.

  Leyendo esta novela podemos conocer el entramado judicial estadounidense y cómo funciona este en la cuestión hereditaria, pero más allá de la temática de abogados tan característica en la mayoría de las novelas de John Grisham, podemos prestar mucha más atención a otros aspectos como los señalados de la codicia, la ambición, el componente racial o como descubrir los motivos por los que Sed Hubbard decide legar prácticamente todo su patrimonio a una negra. Este punto de la novela me ha sorprendido, pues no me lo esperaba y es un punto adicional para recomendar esta obra literaria.

  Del amplio elenco de personajes, entre protagonistas y secundarios, que van apareciendo a lo largo de las páginas de la novela personalmente destacaría a cuatro: 

  - Jack Brigance. Este joven abogado, conocido por la comunidad, sobre todo la negra, por haber representado en un proceso judicial, del que salió victorioso, a Carl Lee Hailey, es el personaje protagonista de la novela. Durante toda la novela se ve su evolución,se van conociendo aspectos de su vida personal y profesional, sus ideales, sus principios.
No actúa solo. Tiene a su lado a ciertos personajes algo curiosos que, según lo veo, le permiten crecer.

- Lettie Lang. Trabajadora doméstica negra que se ve involucrada en todo el proceso testamentario. Va cobrando fuerza a medida que pasa la novela, pero sufre "apagones" provocados por la codicia de su marido, por las acciones del abogado que inicialmente la representa y por la enorme cantidad de familiares que surgen una vez han sabido que Lettie Lang es beneficiaria de un importante legado.

 - Ozzie Walls. Sheriff negro que tiene, a raíz del caso que llevó en su día, en gran estima a Brigance, y que le va ayudando en el caso, en ocasiones actuando por su cuenta y tomando ciertas decisiones que pueden rozar la frontera de la legalidad.

 - Juez Atlee. Curioso personaje perfilado por Grisham. Con las ideas meridianamente claras va tomando impulso conforme va avanzando el caso.

  Cierto es que uno tiene la sensación de conocer cómo van a acabar las novelas de  John Grisham, cómo el abogado principal, el que lleva el caso, consigue solucionar favorablemente o consigue hacer frente a un buen número de obstáculos, aunque en alguna ocasión no logre el éxito pleno, pero uno puede leer esta novela de La herencia desde otra perspectiva. Ir más allá del sistema judicial estadounidense. 

  Por tanto, recomiendo esta novela que no se hace en ningún momento pesada, que tiene ciertos giros, ciertas subtramas interesantes, que hacen que te atrapen en el momento que las percibes.



domingo, 15 de noviembre de 2015

Otra mirada literaria a los guetos judíos. Los anagramas de Varsovia, de Richard Zimler

Autor: Richard Zimler
Título: Los anagramas de Varsovia
Publicado en 2011
Edición en castellano de 2012
Editorial Plata
352 páginas
ISBN: 978 8492919123


   En los casi dos años de vida de este blog he tenido la oportunidad de leer y compartir algunas novelas ambientadas en la época de la II Guerra Mundial y que plantean desde diferentes perspectivas capítulos señalados relacionados con la ocupación nazi o con la creación de guetos en determinadas regiones del este europeo, sobre todo de la zona de Polonia, y cómo quienes se ven recluídos allí deben sobrevivir.

   Seguramente continuaré en el futuro adentrándome en textos literarios que están ambientados en este período histórico de mediados del siglo XX, no solo porque sea un tema que me llame especialmente la atención sino también porque cada obra leída está enfocada, aun siendo el mismo tema narrativo, de manera diferente aportando nuevos detalles, nuevos matices que valen la pena descubrir, conseguir información adicional y por qué no reflexionar sobre ello.

   Antes de compartir la lectura de Los anagramas de Varsovia un apunte histórico que guarda relación con la novela y que sirve como nota introductoria.

   Los primeros guetos judíos aparecieron poco después de la invasión de Polonia por parte del ejército alemán nazi a partir de septiembre de 1939.

   Los guetos, considerados como una solución temporal al denominado "problema judío", eran barrios urbanos cerrados situados en zonas pobres de la ciudad y que no contaban con las necesidades sanitarias básicas o sin los elementos necesarios para llevar una vida adecuad y humanitaria.

  Quienes estaban obligados a vivir en esos barrios cerrados estaban aislados, separados de otras comunidades o de la población no judía.

 En octubre de 1940 se estableció el gueto de Varsovia que fue, junto con el de Lodz - creado en abril de 1940-, uno de los más grandes, con lo que eso conllevaba en cuanto a alimentación u otras necesidades concretas.

  Richard Zimler, autor estadounidense, es el autor de Los anagramas de Varsovia, novela que presenta un aspecto diferencial respecto a otras obras literarias de la misma temática o ambientadas en el mismo período (o al menos aquellas que he podido leer hasta el momento), y es que tiene, sin serlo del todo, elementos de novela negra (una serie de asesinatos y alguien que se encarga de investigar lo sucedido y hallar las oportunas respuestas), aunque tal vez los puristas del género se lleven las manos a la cabeza al no considerar esta novela de tal género propiamente.

  Un niño, de nombre Adam, desaparece un frío día de invierno en el gueto de Varsovia, la capital de Polonia, territorio invadido y ocupado por los nazis y que desencadena el estallido de la segunda gran contienda bélica del siglo XX, pero lo que podría ser una simple desaparición se convierte en realidad en un asesinato al hallarse su cuerpo sin vida con signos evidentes de violencia junto a la alambrada que rodea el gueto y que limita el espacio de sus habitantes. 

 Este niño, cuya cadáver es encontrado en uno de los tramos de alambrada del gueto, es sobrino de un reputado psiquiatra con el que convivía junto a su madre. Se trata de Eric Cohen y es él, por iniciativa propia, quien se encarga de investigar lo sucedido. Investigación que le lleva a circular por las diferentes calles del gueto, a salir de manera clandestina al exterior en busca de determinadas respuestas. Salidas que debe realizar por lugares secretos y sorteando numerosos obstáculos para evitar la mirada y la condena de los nazis.

 Es a partir de esta investigación inicial cuando se van sucediendo los acontecimientos: más cuerpos sin vida de niños de edad similar a la del sobrino de Eric Cohen. Mas la historia no solo se centra en descubrir qué es lo que ha pasado realmente con el sobrino del psiquiatra sino también ofrece descripciones de cómo es la vida en el gueto, cómo sobreviven sus habitantes y qué es lo que hacen para lograr llegar al siguiente día con vida. 

 Es una novela dura, aunque a decir verdad la dureza de la realidad, la dureza de las condiciones de vida de los habitantes del gueto, está, así lo he percibido yo, camuflada en esa historia paralela que es la investigación llevada a cabo principalmente por el psiquiatra Cohen. Ofrece esta novela detalles que el autor nos sirve a partir de la mirada de su protagonista, Eric Cohen, y que nos permiten obtener una información interesante acerca de los métodos de supervivencia (túneles de contrabando, túneles secretos para pasar al otro lado del gueto sin ser descubiertos por los nazis, etc.), acerca de esas condiciones de vida paupérrima, incluyendo las duras condiciones meteorológicas,  que los habitantes de esos barrios cerrados de la ciudad les tocaba desgraciadamente vivir. 

  Antes de la lectura de esta novela desconocía su existencia y el descubrirla ha sido realmente interesante. Ofrece esta novela otra mirada totalmente diferente a las que he podido observar en otras novelas de la misma temática. Otra mirada a la que vale la pena acercarse, pues no solo es una investigación acerca de unos asesinatos sino algo más profundo.




domingo, 9 de agosto de 2015

Descubriendo autores con Premio Nobel (II): John Steinbeck y su De ratones y hombres




 Todos, en algún momento de nuestro camino cho lectores, buscamos alicientes o ciertas motivaciones que nos conducen a leer una u otra novela. Alicientes que varían en función de las distintas responsabilidades u ocupaciones que podamos tener o en función del momento en el que nos encontremos, y que consisten en intentar descubrir autores o libros que o bien tenemos a nuestra disposición, pero no hemos tenido en cuenta por distintos motivos, o bien textos y/o autores que - dada la gran variedad de títulos y/o nombres- han pasado desapercibidos para nosotros.

  Esos llamados alicientes permiten no solo descubrir un autor o una obra determinada sino también conocer un poco más la figura de ese escritor, el contexto en el que se ha escrito esa u otras obras, o tal vez adentrarse en un mundo interesante en el que poder profundizar con posterioridad con otras nuevas lecturas. 

 Recuperar del olvido, de cierto desconocimiento personal, a autores galardonados con premios distinguidos, como puede ser el caso del Premio Nobel de Literatura, o a escritores clásicos de la literatura universal puede ser un aliciente interesante. Una motivación extra.

 Tiempo atrás ya tuve la oportunidad de adentrarme por primera vez en el mundo literario de Philip Roth, autor que recibió el máximo galardón de la literatura (fue con La mancha humana, una obra, cuya lectura ya compartí en este mismo blog) y aunque, por falta de tiempo o por estar enfrascado en otras lecturas, no he vuelto a este autor, sigue presente en mi (eterna) lista de pendientes, de la que ha salido otro autor galardonado con el Nobel: John Steinbeck.

  Debo confesar que de este último autor ya tenía conocimiento e incluso había llegado a adquirir algunas de sus novelas, pero hasta hace pocos días (otra confesión, apuntada ya en alguna entrada del blog: suelo tardar una media de mínimo dos años en iniciar la lectura de una obra adquirida en una librería, aunque hay raras excepciones, no siendo este el caso de la excepción...Lo sé, soy un caso, XD ).

  John Steinbeck es uno de los autores más representativos de la literatura estadounidense de la primera mitad del siglo XX y fue galardonado con el Premio Pulitzer y, en 1962, con el Nobel de Literatura. Adscrito a la corriente del realismo social americano sus obras suelen mostrar la realidad de la clase humilde, de la clase obrera norteamericana.

  Tema frecuente en las novelas de Steinbeck es el que tiene relación con la Gran Depresión (conocida crisis económica de finales de los años 20 e inicios de la década de los 30 que tuvo su origen en Estados Unidos, consecuencia de la caída bursátil de octubre de 1929, y se expandió por otros países de la geografía mundial. Es la famosa Crisis del 29), una época en la que las penurias económicas hicieron estragos entre los más desfavorecidos, entre la clase trabajadora.

 El tema de la Gran Depresión me hace recordar otra novela, Mal dadas, de James Ross donde se refleja la pobre situación que se vivía en la época. 

 La novela con la que me he iniciado en el mundo literario es: 

Autor: John Steinbeck
Título: De ratones y hombres
Editorial: Edhasa
Publicado en 1937
Edición en castellano: 2009
167 páginas
ISBN: 978-84-350-1863-0

 En De ratones y hombres nos encontramos ante Lennie y George, dos personajes totalmente diferentes entre sí, pero que se complementan, que dadas sus necesidades económicas van en busca de un trabajo que les permita subsistir sin excesivos agobios e ir dando pasos para un futuro mejor.

 ¿Qué nos podemos encontrar en esta novela de apenas 167 páginas? No es solo el relato de la historia de dos hombres unidos por la amistad y por una idea común sino también una muestra de las duras condiciones laborales de los trabajadores, del poder ejercido por quienes ostentan un cargo de máxima responsabilidad, las diferentes actividades que permiten aligerar la carga que supone vivir y trabajar en determinadas situaciones. 

  El sueño de George y Lennie de ahorrar lo suficiente para tener un lugar propio, con animales. de adquirir cierta independencia, se ve truncada en cada momento por las dificultades por las que ambos pasan - y de la que es plenamente consciente George, y por partida doble, dada la discapacidad o el retraso mental que se le intuye a su amigo-. Las puertas hacia un futuro mejor se van cerrando paulatinamente.


   " La casa de los peones era un largo edificio rectangular. Por dentro las paredes estaban blanqueadas con cal y el piso no tenía pintura. En tres paredes había pequeñas ventanas cuadradas y en al cuarta una sólida puerta con cerrojo de madera. Contras las paredes se alienaban ocho camastros, cinco de ellos hechos ya con mantas y los otros tres con sus sus fundas de arpillera al aire. Sobre cada camastro estaba clavado un cajón de manzanas con la abertura hacia delante de manera que formaban dos estantes para guardar los efectos personales del ocupante de la litera."

   (página 32) [...]

  La entrada a trabajar en un rancho, tras días de intensa caminata, parece que sea el destino final encontrado para iniciar su sueño, pero nada más lejos de la realidad. La convivencia y la relación con otros trabajadores y con el patrón generan ciertas situaciones que sobre todo George debe resolver para que todo pueda seguir su curso o un camino razonable.

  Es De ratones y hombres una novela dura, aunque los diálogos entre los dos personajes principales, la mirada inocente de Lennie, y las pinceladas de cierto humor que traza Steinbeck en esta novela, relajan en cierta manera esa dureza.

  Ha sido esta novela una buena manera de adentrarme por primera vez en el mundo literario de John Steinbeck y tal vez un acierto hacerlo con esta breve novela. Me ha atrapado lo suficiente como para situar en la parte noble de la lista de pendientes otras de sus novelas. Novela, por tanto, totalmente recomendable.

  

domingo, 15 de marzo de 2015

La Gran Depresión vista en una novela de James Ross: Mal dadas


Autor: James Ross
Título Mal dadas
Publicada en 1940.
  Edición en castellano: 2013
Editorial: Sajalín editories
360 páginas
ISBN: 978-84-940627-3-5

  El proceso de búsqueda de lecturas para saciar el apetito lector y/o para continuar la formación como tal depara interesantes descubrimientos y agradables sorpresas.

  Pasa en ocasiones que uno no tiene un horizonte marcado, aunque la lista de lecturas pendientes aumente considerablemente día a día, y se inclina por la aventura de pasear, de trastear por las estanterías de la biblioteca de la que soy visitante habitual con la intención de encontrar una obra que inspire la motivación suficiente para adentrarse en sus páginas.

  Muchas veces descubres novelas, cuya existencia conoces por comentarios de aquí o de allá, u autores, noveles o no, que no tienen el mismo recorrido y/o fortuna que otros escritores. Otras veces encuentras libros de editoriales que no has visto reflejadas en ningún espacio y que merecen prestarles la debida atención tanto por el mimo con el tratan la obra literaria que editan como por rescatar autores, fallecidos o no, y/u obras publicadas en su lengua original tiempo atrás, pero no traducidas y que este tipo de editoriales rescatan.

  Tema interesante el de la existencia de estas pequeñas editoriales independientes que intentan hacerse un hueco en este amplio mundo de los libros. Y una de estas editoriales, uno de esos libros rescatados y que he tenido la oportunidad de encontrar y leer: Mal dadas, de la editorial Sajalín, del autor estadounidense James Ross.

  James Ross (1911-1990) es un autor estadounidense que participó en la II Guerra Mundial y poco llegó a publicar: relatos y la novela que en esta entrada deseo compartir: Mal dadas.

  Ambientada en el período de la Gran Depresión (gran crisis económica de finales de los años 20 y parte de los años 30 del siglo XX originada en Estados Unidos y que se extendió por diferentes países del mundo. Es la conocida como crisis del 29 con todos los efectos conocidos de esta etapa) la novela de James Ross refleja la situación de penuria, de intentar alcanzar el bienestar económico con los medios necesarios, de dos personajes principales, aunque bien es verdad que a lo largo de la novela el autor ofrece ciertas pinceladas de otras figuras que ayudan a contextualizar ciertas situaciones, a entender el porqué de ciertas acciones.

  Jack MacDonald, un joven granjero acuciado por las deudas, decide aceptar la propuesta laboral de un antiguo compañero de escuela, Smut Milligan, para trabajar en un salón de carretera y vende sus propiedades para saldar buena parte de la deuda que ha contraído y que no ha podido eliminar anteriormente y empezar de cero.

  La alianza de ambos personajes reporta a ambos grandes beneficios, pero todo se trunca cuando ambos llevan a cabo una acción, planteada por Smut, deseada por todos -tanto estos dos protagonistas como los otros personajes secundarios de la novela- dado el montante económico que pueden y logran conseguir (aunque al tratarse de algo ilícito no pueden hacerlo salir a la luz de inmediato) y las dudas, el miedo a una traición hacen acto de presencia.

  Si mencionaba más arriba que el contexto histórico en el que está ambientada la novela es el período de la Gran Depresión he de apuntar que el lugar donde transcurre buena parte de la acción narrativa es un pueblo de Carolina del Norte, Corinth, y ahí es donde se reflejan las penurias académicas de sus habitantes, las actividades lícitas e ilícitas (contrabando de alcohol prohibido) que permiten subsistir y pagar deudas, aun adeudándose mucho más. También se observa en esta novela cómo las autoridades (el sheriff, por ejemplo) hacen y deshacen a su antojo, y dejan hacer,  en función de sus intereses personales o económicos, con lo que las corruptelas son evidentes, pero no denunciadas.

  Un ejemplo de lo expuesto, tanto de los tejemanejes de la autoridad del pueblo, como del asunto que tienen entre manos Smut y McDonald, sería este fragmento:


  " Nos quedamos por allí mientras el sheriff y sus hombres se ponían a buscar. Empezaron por la sala principal; es decir, empezaron el sheriff Pemberton y Brok Boone, porque John Little se fue a la pista de baile. No se quemaba precisamente.
Lo revolvieron todo y miraron por todas partes menos donde estaba el aguardiente. Yo estaba pendiente de Badeye. No decía nada en voz alta, pero sí movía los labios y decía "caliente" cuando se acercaban y "frío" cuando buscaban por donde no era.
No sabía qué demonios era aquello. ¿Habría dejado Smut de pagar la comisión habitual? ¿O sencillamente Astor Legrand había hecho una jugada sucia de las suyas? Me quedé desubicado durante un rato.
                                                                       [...]

  No iba detrás del aguardiente de maíz. Aquel registro era más falso que los amores de Lover's Lane. No tenía ni idea de por qué habían montado aquel numerito, pero me daba miedo que estuviera relacionado con el asesinato. Todo aquello me olía a chamusquina. Para empezar, Smut se había sorprendido muchísimo al ver aparecer al sheriff. 

                                                               [...]

                     (página 270)


  Un detalle, tal vez poco concluyente, que me ha llamado la atención. De todo el elenco de personajes que aparecen por la novela y que tienen cierta relevancia, Jack McDonald, quien narra en primera persona la acción narrativa, es de los pocos que sabe leer y escribir y que tiene ciertos conocimientos que le ayudan a sobrevivir, algo que otros personajes parece que carezcan dado que, al menos así lo he visto reflejado en la novela, se dedican a sobrevivir y vivir al día sin tener posibles perspectivas de futuro.

  Buena e interesante novela que ha valido la pena haber descubierto por casualidad, que no se ha hecho pesada su lectura, pues el autor, pese al contexto histórico y las pinceladas de este abordadas, tiene un estilo no excesivamente duro, cargadas con dosis de cruda realidad e ironía.