domingo, 20 de julio de 2014

Pequeños grandes descubrimientos: Egidio el granjero de Ham




    Joya literaria. Dícese de aquella obra literaria que merece, dada su calidad y sin importar la extensión de la obra en sí, un lugar especial tanto en la memoria de un lector como en las estanterías de su biblioteca personal. 

     Singular definición la expuesta en el inicio de esta entrada del día de hoy. Tal vez sea la menos idónea o tal vez sea una definición no exenta de matices o simplemente habría que recurrir a algún diccionario para encontrar una definición con más rigor y exactitud, pero hay obras - como la que planteo en esta nueva entrada del blog- que atendiendo a la definición escrita- e inventada, por qué no decirlo- entraría en la categoría de joya literaria.

    Bien es verdad que para otro lector tal distinción sea considerada de exagerada, pero como en todos los caminos, en todos los ámbitos de la vida, hay matices, hay senderos diferentes por los que transitar y llegar a un objetivo común: el placer por la lectura. 

    Con la intención de no entrar en más divagaciones iré al quid de la cuestión: plantear una nueva recomendación literaria, un libro que para mí entraría en la categoría de joya literaria y no simplemente por salir de la pluma de uno de los grandes escritores del género fantástico como J.R. Tolkien.

     Debo confesar que desconocía la existencia de esta incursión literaria de Tolkien, pero la casualidad hizo que en una de las tantas visitas de reconocimiento que uno suele hacer a las estanterías de la biblioteca llamase mi atención la siguiente novela breve de uno de los maestros del género fantástico:

   
Autor: J.R.R Tolkien
Título: Egidio el granjero de Ham
92 páginas
Círculo de Lectores
ISBN: 84-2268657-0


Publicado en 1949 este cuento breve (apenas cuenta con 92 páginas) representa en cierta manera, al menos desde mi perspectiva, una parodia al mundo épico, una caricatura a ciertos personajes heroicos de ciertas novelas y una crítica a los comportamientos de los poderosos y de ciertas personas que tienen en la vanidad como aspecto de su personalidad.

Este cuento narra la particular historia de un granjero (Egidio) que vive con su mujer y un perro (Gam: "Gam no sabía hablar ni siquiera el latín macarrónico; pero como la mayoría de los perros de su tiempo, podía usar la lengua popular tanto para amenazar como para fanfarronear o adular") que habla.


La forma de ahuyentar a un gigante algo simplón que ha llegado a sus tierras y destrozando todo cuanto pisa y el reconocimiento posterior no solo de sus vecinos sino del mismo rey es el inicio de esta particular historia que cuenta con la presencia de personajes o de elementos del género fantástico (dragones, gigantes, una espada algo singular) que se mueven hacia el lado de la parodia, del humor sin dejar de lado pinceladas de cierta crítica.


Poco más puedo explicar de este cuento de 92 páginas sin llegar a desvelar el final de la historia. Es un cuento que merece ser leído no una sino varias veces y que recomiendo especialmente. Para mí ha sido un pequeño descubrimiento, un libro que me ha seducido, un libro que me ha permitido llegar desde otro punto de vista a un autor como Tolkien, maestro donde los haya.


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