Ventana literaria para contemplar diferentes horizontes literarios y dejarse atrapar por ellos
domingo, 5 de marzo de 2017
Lecturas que pudieron ser y no fueron (I)
Suele decirse que todo libro tiene su momento, que hay libros que deben leerse en situaciones diferentes a las que nosotros elegimos.
No siempre la obra- sea novela o no- que uno elige para leer en un momento determinado te acaba convenciendo o bien acabas teniendo la -extraña- sensación, una vez concluida la lectura de lo que tenías entre manos, que no has podido disfrutar tanto como te hubiese gustado de la historia narrada, del tema planteado, de los personajes perfilados en la novela, pues posiblemente requería todo ello de un momento o de una situación diferente a la que hemos tenido para adentrarnos en ese micromundo literario.
Cuando dirijo mi mirada hacia un número x de títulos buscando nuevas lecturas, sean de la biblioteca o de las estanterías de mi habitación, y cojo uno pienso que esa selección es la adecuada, es la que mi motivación lectora en ese momento preciso requiere para seguir disfrutando del placer por la lectura. Mas no siempre es así, como he podido comprobar últimamente.
Suele ser habitual redactar y publicar entradas de libros leídos y compartir aquellas sensaciones e impresiones que nos ha transmitido esa obra que hemos elegido para desconectar del ajetreo laboral o estudiantil o para conocer literariamente cómo se plantea un tema de rabiosa actualidad, indicando además si esa opción elegida es la primera o es un descubrimiento casual.
La entrada de hoy es un tanto diferente. No creo que, pese al título que he querido ponerle - Lecturas que pudieron ser y no fueron- vaya a ser una sección habitual en este blog (si lo fuese tendría que hacer un reset lector y seleccionar mejor mis lecturas), pero me ha parecido cuanto menos curioso - por definirlo de alguna manera- hacer una entrada de este tipo mostrando aquellos libros que no he logrado acabar por diferentes motivos o que, pasadas la cincuentena de páginas de rigor, no me ha atrapado del todo.
En estas semanas de una nueva desaparición de actividad en el blog no he abandonado la lectura, ni siquiera ante la inminente llegada de los exámenes del primer cuatrimestre universitario (pruebas ya realizadas ya). Varios son los libros iniciados y pocos, o muy pocos, los no concluidos. Tal vez alguien decida apiadarse de mí y logre convencerme que las dos novelas mostradas en esta entrada merecen una segunda oportunidad en un futuro no muy lejano.
Lecturas que pudieron ser y no fueron se inaugura (¿Tendrá continuidad? El tiempo dirá) con dos novelas que a priori, y si tenemos en cuenta que son obras de autores reconocidos y con algún que otro premio literario sobre sus espaldas, no deberían formar parte de aquellos libros que uno decide aparcar cuando no lleva más que medio centenar de páginas de la novela para esperar el momento oportuno para repescarlo o para olvidarlo por completo.
¿Quién no ha escuchado alguna vez el nombre de Ian Gibson?
¿Quién no ha escuchado alguna que otra vez alguna noticia relacionada con sus numerosos artículos sobre algunos de los poetas más representativos de la escena literaria española como Federico García Lorca o Antonio Machado?
Este hispanista irlandés, nacionalizado español a mediados de los años 80 del siglo XX, es conocido por sus biografías sobre Antonio Machado, Lorca, Dalí y por los innumerables artículos y ensayos sobre la II República o la Guerra Civil Española. Une su nombre al de otros hispanistas reconocidos como Paul Preston.
Sabía de su extensa bibliografía sobre diferentes capítulos de la historia moderna española (de hecho, ya tuve la oportunidad en su día de acercarme a uno de los estudios publicados sobre la vida y la muerte de García Lorca), por lo que cuando vi en uno de mis habituales paseos por las estanterías de la biblioteca La berlina de Prim decidí aventurarme a leer un texto de ficción de este autor británico.
La historia de La berlina de Prim se desarrolla en la época de la I República (1873) y trata, a través de la figura del personaje de un periodista británico, de nombre Patrick Boyd, de aclarar el asesinato del General Prim (militar y político liberal), fallecido tres días después de haber sufrido un atentado en Madrid.
No sabría decir los motivos por los que, pasadas una cincuenta de páginas, decidí aparcar la lectura de esta novela. Y es que no me llegó a convencer del todo como Gibson planteaba la novela o tal vez fuese que el momento elegido para leer una novela de corte histórico no era el adecuado...
Con la novela de Clara Sánchez me pasó algo diferente a la novela anterior. No la acabé tampoco, pero superé la lectura de las cien páginas y pese a que en un principio me llegó a atrapar conforme avanzaba en su lectura mi motivación respecto a la novela caía.
Y debo confesar que tuve que a esta novela ya le di una segunda oportunidad. Leídas la primera docena de páginas decidí aparcar su lectura, pues el ajetreo estudiantil hizo que me centrase en otros asuntos, pero, pasados momentáneamente estos, volví a adentrarme por segunda vez en la lectura de esta novela, y en esta ocasión llegando al tope de 100 páginas.
No me atrevería a apuntar que es una mala novela (si ha sido premiada con un Planeta algo de calidad se le presupone), pero no me llegó a atrapar del todo, de ahí que aparcase su lectura. ¿Fue la historia en sí? ¿Fueron los personajes de la joven modelo Patricia, de su hermana Carolina o de la extraña vidente de nombre Viviana los que no me acabaron por seducir? ¿Fue que algunas situaciones narradas no me convencieron como deberían?
Si finalmente decido darle una tercera oportunidad a El cielo ha vuelto, y acabo leyendo en su totalidad la novela, veré qué es lo que me ha fallado para aparcar el libro.
Ambos títulos han sido reconocidos con premios literarios de relevancia (La berlina de Prim con el Premio Fernando Lara de Novela en el 2012, y El cielo ha vuelto con el Premio Planeta de 2013), lo cual no es sinónimo de nada. A veces, y aquí entraríamos en un debate intenso, hay obras que no tienen el "bullicio comercial" de otras y te acaban atrapando desde la primera hasta la última página e incluso puede pasarte como en esta ocasión con las dos novelas mostradas en la entrada, que acabes aparcando su lectura hasta encontrar el momento más idóneo para embarcarte de nuevo en la travesía lectora...
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Me ha parecido una entrada muy interesante sobre todo la reflexión que has hecho al principio. Creo que las historias tienen su momento y hay que darles ese momento único a cada libro. Espero que a la tercera oportunidad vaya a la vencida y espero que encuentres el momento perfecto para adentrarte en esas dos historias ^-^
ResponderEliminar¡SEEE MUUUY FELIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ 😊😊💞!
Ninguno de los dos libros me llama la atención, por lo que después de leer tus impresiones creo que seguiré sin darles una oportunidad.
ResponderEliminarBesos
A veces pasa que no es el momento adecuado para una lectura, creo yo podría disfrutarlas a pesar de que creo que no es el momento adecuado para mí de leerlas.
ResponderEliminarBesos!